En 2009, empresas como Monsanto, Bayer, Pioneer, Procase o KWS solicitaron ensayos con OGM (Organismo Genéticamente Modificado) en 67 municipios. Entonces presentaron alegaciones a todos ellos, pero el Gobierno nunca respondió y no hay forma de saber cuáles se autorizaron y cuáles fueron denegados.
Desde amigos de la tierra se ha pedido formalmente que se haga pública la localización a nivel de parcela, como marca la ley y ha corroborado una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Justicia.
En el presente año, estas mismas empresas han pedido una autorización para experimentar con maíz, remolacha, algodón o patata modificados genéticament; la mayoría, para tolerar los pesticidas no selectivos de amplio espectro (glifosato y glufosinato). Entre los permisos solicitados hay más de medio centenar de ensayos en municipios que engloban espacios naturales protegidos repartidos por casi todo el país. Dado que ni las empresas ni el Gobierno han proporcionado la localización exacta de los ensayos, podría ocurrir que éstos se llevaran a cabo dentro de espacios protegidos.
“Liberar transgénicos al medio ambiente es una irresponsabilidad –explica David Sánchez, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra–, pero cultivar transgénicos con demostrados daños a la salud, afectando a espacios naturales protegidos, es una muestra más de la poca ética de estas empresas y de cuáles son los intereses que defiende este Gobierno, que no son precisamente los de los consumidores o los del medio ambiente.”
Según datos de la organización ecologista, España acoge el 42% de los ensayos experimentales al aire libre realizados en la UE. “El 82% de estos ensayos –explica la asociación– los han hecho multinacionales, lo que convierte a España en el gran laboratorio de las multinacionales de los transgénicos.”